En esta primera entrega con el que doy inicio a una serie de publicaciones que espero sean de su agrado, quiero compartir con ustedes mi resumen a partir de un excelente artículo llamado “La complicada tarea de ser padre soltero”, publicado en una web argentina hace ya algunos años. En este artículo se hace mención a una problemática cada vez más frecuente en nuestras sociedades latinoamericanas, muy similares entre ellas. Se trata de los “padres solteros”, los cuales en muchos casos con el único propósito de darle una mejor formación y bienestar a sus hijos, desarrollan sacrificios tan iguales e inclusive superiores a muchas valientes mujeres que han sabido llevar el papel de madres solteras en una sociedad felizmente cada vez mas abierta a este inconveniente familiar para la formación de los hijos.
Ser padre soltero se ha convertido en un fenómeno sociocultural cada vez más frecuente debido a los divorcios y separaciones. Hace muchos años, separarse de la pareja era visto por la sociedad como una herejía. Actualmente, los divorcios así como las separaciones y los hijos de padres solteros, son moneda corriente y a causa de estas condiciones, es común que muchos hombres decidan apartarse y lo único que hagan sea pasar dinero (en el mejor de los casos), pero muchos otros, deciden asumir el cuidado de sus hijos. Resulta muy apropiado considerar que si tu pareja se encuentra en esta situación, ayúdalo para que su noble tarea sea un poco menos complicada.
Una nueva realidad se impone. Las familias monoparentales, que siempre se salieron de lo convencional o de lo que la sociedad estableció como tal, son cada vez más frecuentes. El concepto de madre soltera y el modelo familiar que implicaba es común desde hace tiempo, pero ¿y el de padre soltero, debe acaso ser distinto?
Cuando miramos mas de cerca este fenómeno poco comprendido y minoritario, descubrimos que existen hombres que por diversos motivos buscan, batallan y consiguen la custodia de sus hijos tras un divorcio, o algunos que sin mediar conflictos se han quedado viudos, la mujer o pareja lo abandonó o simplemente aquellos a los que su ex mujer hace responsable de los niños, e incluso aquellos hombres que responsablemente deciden tener un hijo a pesar de no estar casados, en una convivencia o tener una pareja estable.
Estos hombres, que siguen siendo un porcentaje mucho menor al de las madres solteras, deben enfrentarse por un lado, a las dificultades siempre sujetas a criar y educar a un niño, y por el otro, a una especie de prueba cruel e injusta que les plantea la sociedad, que no espera o no cree que un hombre pueda realizar esta tarea satisfactoriamente.
De otro lado, son muchos los padres que piden la custodia compartida para poder disfrutar y cuidar de sus hijos a diario y no sólo cuando lo estipula el régimen de visitas, pero desgraciadamente y debido a una corriente mal concebida que “las madres son las mejores indicadas para la crianza, formación y educación de los hijos” (cuando está totalmente demostrado que no sucede así en todos los casos) son pocos los que logran alcanzar justicia y satisfacer sus reivindicaciones con este reconocimiento judicial.
Tradicionalmente y de acuerdo a criterios obsoletos, las mujeres solían ser amas de casa y se dedicaban casi en exclusiva y sin gran apoyo del marido, al cuidado de los hijos. Pero ahora las madres también trabajan mayoritariamente fuera de casa y los hombres no siguen siempre el patrón de padre ausente y poco involucrado en la educación de los niños.
El aceptar la responsabilidad total de los hijos no es tarea fácil, se deben de conjugar muchas obligaciones, desde el trabajo fuera de casa, preparar las comidas, arreglar el hogar, lavar la ropa, ayudar a los niños en las tareas escolares, etc. Es conveniente evitar las presiones sociales externas, pero sin caer en la soledad, se puede buscar ayuda.
La labor se hace complicada cuando el tiempo corre en contra, parece que nunca es suficiente para cumplir con todo. Por ello es muy recomendable establecer una rutina pero por sobretodo mucha disciplina, estableciendo horarios para las diversas tareas y para el tiempo que sus hijos deben dedicar al estudio.
Estas situaciones también pueden ser difíciles para los niños, por eso es beneficioso hablar con ellos, explicarles los cambios que se produjeron en la familia, compartir los sentimientos y opiniones al respecto, pero sin transmitirles sus problemas o frustraciones.
A pesar de la carga familiar y las múltiples obligaciones diarias, no se debe descuidar el tiempo para sí mismo, para estar con sus amigos y llevar a cabo aquellas actividades que le gustan. No por esta nueva situación debe abandonar el deporte, la lectura o cualquier otra afición que tuviese antes.
Aunque esté estresado, si usted enfrenta la vida y las obligaciones asumidas con optimismo, el ambiente familiar será mucho más positivo.
Mantener una buena relación con los hijos es fundamental y determinante, eso sí, sin caer en un compañerismo excesivo. Los roles deben estar claros, el padre es ante todo la autoridad, a quien se debe obedecer.
No dude en pedir ayuda a su familia o a los amigos, ellos comprenderán sus necesidades y el hecho de que no le de tiempo a cumplir solo con tantas obligaciones.
Próximamente y mediante una nueva entrega, les transmitiré muchas experiencias conocidas a lo largo de mi experiencia personal y profesional respecto a este poco conocido tema, con lo cual espero poder contribuir de alguna manera y ayudar a todos aquellos padres que aceptan como un compromiso ineludible el cumplimiento de sus obligaciones paternas y familiares con sus hijos.
Muy interesante. Es la otra cara de la moneda. Encontrar padres que luego del divorcio sigan involucrados en la crianza, no solo en la manutención, es raro pero no imposible. Podría revisarse estadística para conocer como es realmente en este país , mayoritariamente machista.