SER “BUEN PAPÁ” ES TAREA DE HOMBRES DE VERDAD

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“Cualquiera puede ser padre, pero sólo un hombre de verdad puede ser un buen papá.”

Esta frase describe lo arduo y dificultoso que le puede resultar a un hombre convertirse en un “buen papá”.

Ser un buen papá se distingue ampliamente del erróneo concepto de ser padre por haber procreado (que cualquier hombre lo puede hacer), portarse de forma varonil, pagar las cuentas (al margen que esto último constituya parte esencial de una responsabilidad familiar compartida) o, proveer de cosas materiales a tu hijo.

Ser un hombre de verdad no es fácil, pero ser un “buen papá” es más difícil.

Para ser un buen papá se requiere principalmente ser un hombre de verdad; vale decir, haber reemplazado la forma infantil de pensar, hablar y actuar, por una forma madura de pensar, hablar y actuar, que implica además ser respetuoso, responsable, sacrificarse por otros y controlar las emociones. Bajo este argumento, ser un hombre de verdad  permite aceptar la maravillosa y difícil tarea de criar a un hijo y la obligación de darle un buen ejemplo, para que él tenga más probabilidades de convertirse también en un verdadero hombre, un buen papá y un hombre del que se sienta orgulloso un padre. Un hijo necesitará a su papá para aprender las grandes lecciones de la vida así como las pequeñas tareas cotidianas.

Dejar de lado los intereses particulares por los propios de un hijo y cambiar esos hábitos que no significan un buen primer modelo a seguir, son parte de un esquema principal en la crianza y cuidado de un hijo. De igual forma, un rol destacado en esta tarea consiste en la protección y seguridad que se le da a un hijo, no sólo creándole un ambiente seguro en casa, sino igualmente enseñándole hábitos de seguridad, para que de esta forma, pueda evitar y resolver problemas imprevistos en el lugar en que eventualmente se encuentre por motivos de estudios, actividad deportiva o simplemente distracción.

Resulta fundamental pasar tiempo con ellos, calidad antes que cantidad, pero si son ambos es mucho mejor. Es preciso recordar que lo que más desean los hijos de su papá es su tiempo. El sentarse juntos en la mesa al hacer las tareas, descansar juntos en el sofá o recostarse en la cama, permite descubrir su día, preguntarle que hizo, como le fue y como se siente, ayudará a conocerlo mejor, saber que le interesa, que le preocupa y adicionalmente, a revelar cualquier rareza en su estado de ánimo. A veces el viajar juntos, aún cuando no sea un destino lejano o poco atractivo pero haciendo que sea especial, lo hará memorable y nunca lo olvidará.

El constantemente abrazarlo, besarlo, jugar con él, hacerle cariño, mostrarle abiertamente afecto, decirle cuanto se le ama y tener mucho contacto físico con el hijo no muestra débil ni deteriora la imagen de fortaleza ni el modelo que copiará el hijo de su papá, todo lo contrario, el hijo necesita esas muestras de afecto no sólo de su madre, también las necesita de su papá, de su superhéroe.

Sé temido y amado. Es importante que tus hijos sepan que eres alguien capaz de impartir disciplina de manera estricta y que no pueden engañarte, pero es igualmente importante que quieran tu amor y afecto, y que pasen un increíble momento contigo. Para ser un buen padre, debes mantener un equilibrio entre aplicar lecciones duras y hacer que tus hijos se sientan amados y apreciados.

No cabe duda que la mejor enseñanza se realiza con el ejemplo, por ello la mejor herencia que un buen papá y sólo un hombre de verdad le pueden legar a su hijo es enseñarle a cultivar buenos hábitos, tales como el ser agradecido, ese simple hecho hará a su hijo una persona mucho más feliz desde pequeño. Otro hábito que resulta importante cultivar es enseñarle que desde pequeño tome sus propias decisiones, haciéndole conocer a donde conducirá cada una de las opciones a elegir y orientándolo al mejor resultado de acuerdo a las expectativas de su hijo. Un detalle a tener en cuenta es la formación del hábito de la lectura. Leerle un cuento para niños por la noche es una de las cosas más importantes que se puede hacer por un hijo, compartiéndole el gusto por la lectura y enseñándole uno de los hábitos que siempre le retribuirá en su vida.

Enseñar a su hijo a una edad temprana sobre la diferencia entre el bien y el mal es una lección importante sobre desarrollo moral y ético. Tener buenos valores morales se trata de tener integridad, ser honesto y ético y tener una consciencia tranquila. Cuanto antes aprenda su hijo sobre el concepto de los valores morales, antes podrá comenzar a tomar buenas decisiones. Esta área fundamental de la vida cotidiana debe ser transmitida de padre a hijo presentándose en cada caso como un ejemplo a seguir e imitar.

Un hábito muy necesario y valioso en la formación de un hijo es enseñarle a ser responsable. Debe de aprender que conforme a sus actos tendrá hechos que afrontar y que debe de ser valiente para estar dispuesto a hacerlo. Que sepa que no debe tener ningún temor a admitir que se ha equivocado en algo o que ha cometido un error, que papá lo ayudará a ver la razón, hablarle de como evitarlo en el futuro y buscar un castigo de la manera apropiada. Debe quedar claramente establecido que serán premiados y habrá recompensa cuando hagan algo bueno, pero que habrá consecuencias por sus acciones cuando hayan hecho algo incorrecto.

Igualmente, otra tarea que un hijo valora secretamente en su papá es su activa participación en asuntos de la escuela y que se involucre en su educación, de esta forma el hijo se siente más seguro de sí mismo e influye positivamente en los demás.

Enseñarle que cada uno de los objetos que tiene costó trabajo conseguirlo y el que aprenda la escasez de las cosas hace que un hijo aprenda realmente el valor de ellas y las cuide. De igual forma, aprende el valor del dinero, como ahorrarlo para alcanzar una meta,  como ganarlo y como manejarlo apropiadamente. Un papá no debe darle a un hijo todo lo que pide, sabe que si eso sucede, le estaría haciendo un daño irreparable a su hijo y éste debe de aprender que el papá puede decir que no porque es lo mejor.

Nunca se debe discutir, mucho menos pelear y jamás abusar física o verbalmente con su mamá delante de él, esto afecta irremediablemente su autoestima y marcará la manera en que él tratará a las mujeres cuando vaya creciendo. Respecto a esto último, un asunto muy importante es enseñarle al hijo el valor de la autoestima, mediante la enseñanza con nuestro ejemplo de valores positivos, hablando con él, escuchándolo y elogiando las cosas buenas que hacen, ayudándolo a ser mejor animándolo, sin reprensión y con aliento.

Un buen padre admite sus errores. No necesita ser perfecto para ser un buen ejemplo. De hecho, es mejor si no lo eres, porque tus hijos verán que nadie es perfecto y que todos cometemos errores. Si te has equivocado en algo, como al olvidarte de recoger a tu hijo de la escuela a la hora indicada o al perder los estribos, debes disculparte y reconocer tu error.

Si puedes tragarte tu orgullo en frente de tus hijos, entonces verán que está bien admitir cuando han hecho algo mal.

Admitir que has cometido un error desarrolla más carácter que “hacer lo correcto” todo el tiempo.

Si quieres que tus hijos ayuden en los quehaceres del hogar, entonces tú también debes hacerlo, sin importar el tiempo que te tome realizarlos. Permite que te vean lavando los platos, limpiando la mesa y aspirando la alfombra, y también querrán ayudar.

Gánate el respeto de tu hijo. El respeto se gana, no se da y debes hacer lo posible para que tus hijos te respeten como padre. Compórtate de una manera que sea admirable, honesta y consistente para que tus hijos vean que eres un padre modelo y una persona digna de admiración.

Tus hijos no deben adorarte y pensar que eres perfecto, deben ver que eres solo un ser humano y querer hacer las cosas bien por sí mismos.

Es posible que creas que tu método es el único camino a la felicidad, pero para ser un buen padre, debes aceptar que tus hijos pueden tener una idea diferente de cómo vivir sus vidas. Si no permites que hijos fallen, no aprenderán nada. Si bien puedes querer protegerlos, dejar que cometan sus propios errores los ayudará a tomar decisiones mejor informadas.

Ten en cuenta que el trabajo de un padre nunca termina. No asumas que una vez que tu hijo alcance la mayoría de edad o que tenga un título universitario tu trabajo como padre habrá terminado. Si bien es importante alentar a tus hijos a volverse independientes financiera y emocionalmente, también es importante hacerles saber que te preocupas, que siempre estás ahí para ellos y que los valoras.

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